La Obra Social “la Caixa ”
presenta en colaboración con el Ayuntamiento de Benidorm una exposición sobre
la cultura ibérica que pretende trasladar al visitante
al mundo antiguo y mostrarle cómo era la vida cotidiana en uno de sus poblados
Íberos.
Nuestra civilización antes de Roma
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Dos grandes torres que
simulan la entrada a un antiguo pueblo ibérico flanquean el inicio de la
exposición, donde se encuentra la reproducción a tamaño real de la Gran Dama Oferente del
Cerro de los Santos (Albacete). El descubrimiento de esta escultura, junto al
de la Dama de
Elche en 1897, despertó en toda Europa el interés por la cultura ibérica.
·
La historia de los íberos
se inició a finales del siglo VI a.C. con la aparición de una aristocracia de
príncipes guerreros que construyó ciudades y santuarios, impulsó el comercio y
la escritura, y generó formas artísticas propias. Esta cultura finalizó en el
siglo I a.C. cuando fue absorbida por el poder político y cultural de Roma.
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Reproducciones científicas
de obras de arte, maquetas, proyecciones audiovisuales, fotografías y grabados
son algunos de los elementos que presenta esta exposición para dar a conocer la
vida cotidiana en un poblado ibérico, sus relaciones con fenicios y griegos, la
importancia de la agricultura y el comercio o los misterios que envuelven la
desaparición de la lengua ibérica.
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La Obra Social “la Caixa ”
organizó en 1997 la muestra Los íberos,
príncipes de Occidente, que presentó por primera vez una visión de conjunto
de la cultura ibérica entendida como una de las civilizaciones más relevantes
del Mediterráneo antiguo. Íberos. Nuestra
civilización antes de Roma nace ahora como consecuencia de aquel proyecto y
con la voluntad de mostrar una visión actualizada del mundo ibérico.
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La muestra Íberos. Nuestra civilización antes de Roma,
comisariada por el arqueólogo Lluís Batista, y organizada en colaboración con
el Ayuntamiento de Benidorm, se podrá ver del 10 de julio al 29 de agosto de
2012 en una carpa instalada en la
Plaza de Sus Majestades los Reyes de España.
Benidorm, 10 de julio de 2012. Agustín Navarro, alcalde de
Benidorm; Victor Guardiola, delegado general de “la Caixa ” en Alicante y Murcia
; y Lluís Reverter, secretario general de la Fundación “la Caixa ”, han presentado hoy
la exposición Íberos. Nuestra
civilización antes de Roma.
La península Ibérica
recibe su nombre de la primera cultura que presentó una cierta homogeneidad a
partir de la existencia de una estructura social y económica común que se
desarrolló en la costa mediterránea del sur de Francia y España. Esta
civilización se asentó en el Languedoc meridional, en Cataluña, parte de
Aragón, Valencia, Murcia y amplias zonas de Andalucía. Griegos, fenicios y
cartagineses influyeron de forma determinante en la formación de la cultura
ibérica.
Los íberos planificaron
núcleos urbanos dotados de importantes fortificaciones, crearon un arte propio
que se desarrolló a lo largo de cinco siglos, compartieron una misma lengua con
su correspondiente escritura y una economía monetizada que permitió explotar
riquezas agrícolas, ganaderas y mineras del país, convirtiéndolos en la
admiración de las grandes potencias mediterráneas de la época y a la vez en un
modelo para ellas.
La exposición Íberos. Nuestra civilización antes de Roma
presenta reproducciones científicas de piezas singulares de esta cultura
milenaria como recurso museográfico, además de mostrar diversas escenografías
que ambientan escenas de la vida cotidiana en un poblado ibérico y que se
distribuyen a partir de los seis ámbitos que componen la muestra: el contexto
histórico, la organización militar y las formas de gobierno, la vida cotidiana,
la escritura y el comercio, el urbanismo y la arquitectura, y la religión y el
mundo funerario.
El contexto histórico
Tras acceder a la
exposición a través de las dos torres que simulan la entrada a un poblado
ibérico y que reproducen la muralla íbera de Castellet de Banyoles en la
localidad de Tivissa (Tarragona), el visitante puede conocer a modo de
introducción el contexto geográfico y cronológico en el que se desarrolló la
cultura ibérica a partir de la proyección de un audiovisual. En él se muestran
los antecedentes de los íberos, sus influencias externas y las invasiones que
padecieron. Del mismo modo, presenta a partir de un mapa los principales
poblados ibéricos descubiertos hasta nuestros días distribuidos a lo largo de
la costa mediterránea y de la zona meridional de la península Ibérica, desde
Andalucía hasta el sudeste de Francia.
La organización militar y las formas de gobierno
El pueblo íbero no fue
sustancialmente guerrero y no disponía de ejércitos bien formados. En periodos
de convulsión y en ciertas ocasiones, como cuando actuaban de mercenarios de
cartagineses y romanos, tuvieron que tomar las armas y luchar para defender sus
intereses. En esta sección se muestra la
organización militar de los íberos: las estrategias de combate, las
instituciones guerreras, la arquitectura bélica y el equipamiento de caballeros
y soldados.
La sociedad ibérica era
una sociedad fuertemente jerarquizada. Para asentar y legitimar su poder, los
príncipes íberos crearon su propio mito heroico: representaciones idealizadas
de guerreros a caballo, enfrentados a enemigos humanos o a animales fabulosos,
aparecen entre las esculturas del Cerrillo Blanco de Porcuna, en Jaén,
descubiertas a mediados de los años setenta.
Se pueden observar los
diferentes estratos de la sociedad ibérica a través de una serie de esculturas
idealizadas de personajes tales como una sacerdotisa, un guerrero aristócrata,
un comerciante, un artesano y, finalmente, una campesina.
La vida
cotidiana
En este ámbito
se muestran las actividades que los íberos desarrollaban a lo largo del día y
los utensilios que utilizaban en las labores más importantes, en concreto, la
agricultura, la ganadería y la industria textil.
Los
íberos desarrollaron nuevas técnicas agrícolas relacionadas con los avances de
la metalurgia del hierro y del torno cerámico. Los cultivos más frecuentes
entre la cultura íbera eran los cereales, el olivo y la vid. En este sentido,
los íberos utilizaron el molino rotatorio tanto para el molido de cereales como
para producir aceite. Una reproducción de este último se puede contemplar en la
exposición, al lado de diversas ánforas de boca plana para la conservación y el
transporte de aceite, vino y cereales. Un telar de bastidor, reproducciones de
herramientas y objetos de la vida rural son algunos de los elementos que se
muestran en la exposición.
Esta
muestra dedica una atención especial a la cerámica y la metalurgia. Por su
abundancia y variedad, los restos y piezas de cerámica que han llegado hasta
nuestros días son un importante instrumento con el que cuentan los arqueólogos
para datar los yacimientos.
Bronces,
terracotas y cerámicas comparten el mismo tipo de decoración esquemática y de
detalle que ofrece informaciones sobre los vestidos, la gestualidad, los
hábitos y las creencias religiosas de los íberos.
La escritura y el comercio
Las
inscripciones que se han encontrado en vasos, monedas, plomos, cerámica o piedra
permiten conocer algunas palabras del íbero, una lengua preindoeuropea de un
grupo muy antiguo del que no quedan vestigios en lenguas conocidas. El alfabeto
ibérico estaba formado por unos signos que representaban letras y otros que
representaban sílabas. Paradójicamente, conocemos el sonido de la grafía
ibérica pero no su sentido.
Un
signo de la existencia de un comercio consolidado es la aparición de las
monedas a partir del siglo III. Las primeras acuñaciones imitaban las monedas
griegas y fenicias de las colonias de Marsella, Empúries y Roses. La
distribución de los productos con los que se comerciaba a través de la
geografía ibérica dio origen a la primera vía de comunicación que recorrió la
costa mediterránea: la
Vía Heraklea o Camino de Aníbal, que más tarde se convertiría
en la Vía Augusta.
El urbanismo y la arquitectura
En
el mundo ibérico, el poblado es el centro de poder y de redistribución
económica. En torno a él se construyen murallas y sofisticados sistemas
defensivos. Con el nombre de oppidum
se conocen las grandes aglomeraciones fortificadas, generalmente construidas en
zonas de altura. Las maquetas de los poblados de Puente Tablas en Jaén, Tejada
Vieja en Huelva, y Puig Castellar en Barcelona son tres ejemplos de ordenación
urbanística que se muestran en la exposición. Un elemento expositivo de gran
impacto en este ámbito es la reproducción a tamaño real de una vivienda
ibérica, una casa de planta rectangular, construida con adobes y cubierta con
techo plano. La exposición también presenta algunas maquetas de construcciones
especializadas como palacios y templos, edificios que respondían a las
necesidades sociales y religiosas de la vida colectiva.
La religión y el mundo funerario
Los
íberos empezaron a crear espacios destinados a la deposición de los difuntos
formando verdaderos cementerios.
Esta
civilización incineraba a los difuntos sobre piras de leña junto con sus
pertenencias más significativas. Los restos del difunto no consumidos por el
fuego eran purificados mediante el rito del lavado y posteriormente
introducidos, por norma general, en una urna de cerámica que se depositaba
dentro de la tumba. Un caso excepcional es la estatua de la Dama de Baza (Granada), en
cuyo trono se excavó un orificio para introducir los huesos quemados. En la
exposición se reproduce esta tumba: la escultura funeraria expuesta y el ajuar,
colocado tal y como se encontró en su día. Esta pieza demuestra tanto la
complejidad del mundo funerario como la carga ideológica que contenía. En este
ámbito, también se encuentra la reproducción a escala real de dos de las piezas
más conocidas de la cultura ibérica: la
Dama de Elche (Alicante) y la Bicha de Balazote
(Albacete).
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