Feliz Navidad
Querido amigo:
Perdón si el texto que sigue a continuación no es un simple deseo de Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo, que también lo es.
Perdón si te aburre porque es demasiado largo y no tienes ganas de leer tanto, hoy que se estila el gorjeo o twitt, lo siento pero quería agregar algo más al simple deseo que ya se presupone.
No obstante el largo mensaje, mi corazón y mis mejores deseos para mis familiares y amigos queridos, cabalgan a lomos del siguiente texto.
El año pasado, por navidad, felicitaba a mis amigos con un mensaje bastante pesimista sobre el presente de entonces. Al hacer un balance del año 2012, inevitablemente tengo que separar lo personal de lo general.
En el plano personal tengo que decir que fue un año positivo y grato para mí: tuve salud, tuve alegrías sobre todo por parte de mis hijas y en el aspecto literario tuve viajes, encuentros con poetas amigos y, además, me publicaron dos libros, uno en Rumanía y otro en España, el cual se presentó recientemente en Benidorm en un acto que resultó inolvidable para mí por las sorpresas que me prepararon y por las innumerables muestras de cariño y amistad que recibí.
En el plano global, lamentablemente no puedo decir lo mismo, la situación económica mundial ha empeorado todavía más, la crisis ha golpeado duramente, los trabajadores han perdido derechos adquiridos que habían costado muchos años de lucha y hoy, nuevamente, la navidad llega inmersa en un penoso presente dañado en el cual la luz parece ocultarse definitivamente.
No obstante yo quiero transmitir un mensaje de optimismo, confiando que resurja la mística llama purificadora de un AMOR más puro, fraterno y solidario para que nos acoja y, al mismo tiempo, ilumine a la humanidad que está cerrando un gran ciclo de tinieblas. El mundo no se acaba como algunos catastrofistas anunciaban pero sí, necesariamente, tiene que cambiar y lo va a hacer y va a cambiar para mejor, porque ya tocó fondo.
Los cambios han empezado, tanto a nivel social, como político, como geofísico, porque en este mes de diciembre acaba un ciclo y, al mismo tiempo, comienza un nuevo período de 5.200 años que los mayas denominan Oxlajuj B’aqtun.
Este gran período como otros más pequeños tiene su propia energía cósmica que gobierna y dirige cíclicamente de forma ordenada y alterna, potenciando la vida de todos los seres de la naturaleza y el cosmos, ofreciendo condiciones para que la vida humana pueda desarrollarse plenamente en la sociedad, de acuerdo a la reflexión y posterior elección que la propia sociedad haga.
La insolidaridad, la corrupción, la avaricia desmedida, la codicia, la falta de escrúpulos que lleva a que la vida del prójimo no tenga valor, hasta el punto que se llegue a matar con tal de obtener el último invento consumista, toda esta pérdida de valores requiere un toque de atención del universo y obligará a que el bien, nos despierte con su luz y nos abra las puertas de un futuro mejor, de manos abiertas, más solidario, donde reine el amor.
El protagonismo del futuro, en gran parte, no pasa por nosotros pero algo podemos hacer y, en estas fechas, no debemos permitir que la navidad sirva de pretexto para forzarnos al consumismo.
Debemos recordar a los más desfavorecidos que ya no habitan únicamente el tercer mundo, a los niños pobres que no recibirán juguetes y sólo pueden observar como otros niños, con más fortuna que ellos, pueden jugar con los juguetes que han recibido. Debemos pensar en las personas que están enfermas o en las que están solas y no tienen a nadie que les desee una feliz navidad o que se acerque a darles un beso.
En fin, vivamos la navidad con alegría y agradecidos por lo que tenemos pero no olvidemos al prójimo sobre todo al más necesitado.
Estas fiestas de navidad y año nuevo me producen desde hace años un sabor agridulce, por un lado me alegran los buenos deseos de amor y paz y por otro me entristece toda la pobreza y el hambre que hay en el mundo y que crece día a día de forma vertiginosa, y también las ausencias de los seres queridos. Por eso, junto a la alegría por todo lo que poseo, a mi agradecimiento por ello y a los deseos de paz y amor, yo agregaré el recuerdo por aquellos seres queridos, familiares y amigos, que no pueden sentarse en la mesa de navidad pero que sí estarán en mi pensamiento y en mi corazón.
Lamento si el mensaje te ha parecido muy largo, pero si has llegado hasta aquí, seguro que en algo habrás coincidido, aunque más no sea por el recuerdo de aquellos familiares y amigos queridos que a todos nos faltan.
Ahora sí, Feliz Navidad y Feliz Año 2013. Y que el comienzo de esta nueva era traiga bendiciones para todos.
Un abrazo fraternoJulio Julio Pavanetti |
domingo, 23 de diciembre de 2012
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