jueves, 31 de enero de 2013


SE ESPERABA

JUAN ÁNGEL FERRER ABANDONA A NAVARRO

 NO SE PUEDE JUGAR CON LA IMAGEN INTACHABLE DE UNA PERSONA HONESTA HONRADA Y OBJETIVA

“Nunca daré la Alcaldía a la derecha”

“Me dicen que así es la política pero yo quiero pensar que así son algunos políticos..”

“Agustín con mi acta llego a ser alcalde..”

“Me niego a decir que fue un pacto primero porque Agustín no me lo ha mostrado y porque no hay ningún programa conjunto de gobierno…”

“…He de tejer mi futuro político  y he de tomar la decisión de apartarme de quien no le hago falta…”

“…Mi nueva situación no le va a reportar ningún beneficio a mis adversarios ideológicos del Partido Popular ni tampoco de los liberales…”



       Una rueda interesante y tal vez sea la más esperada desde hace semanas. El hasta ahora edil del PSOE, JUAN ANGEL FERRER, se ha cansado de comulgar con ruedas de molino y ha tomado la decisión de abandonas, no a su ideología socialista de izquierda, esto lo dejo muy claro, sino a Agustín Navarro. Tenemos que reconocer que la paciencia de Juan Ángel ha sido como la de un cosaco y, harto de tantas discriminaciones por parte del alcalde, se ha visto obligado a salir del grupo que lidera, en el ayuntamiento, Gema Amor.
      Su discurso fue exhaustivo, claro y sincero, así lo creo, y era de espera una decisión como la que ha tomado. Agustín no puede jugar con la imagen de una persona intachable, honesta y objetiva para conseguir sus objetivos y fines políticos. No todo tiene que valer en  política. La ética y seriedad debe imperar en quienes toman decisiones que dañan el honor y la personalidad de las personas.
     Cuando lean el escrito, lo transcribo íntegramente, notaran que JUAN ANGEL FERRER, no dice un adiós definitivo a la actividad  política, cuando él dice “he de tejer mi futuro político”, es claro que algo tiene que tener entre manos. Posiblemente mucho antes de que termine este año pudiera salir otra sorpresa para Agustín y Gema.


RUEDA DE PRENSA

31.01.2013
Buenos días y gracias por su asistencia.
Antes de entrar en el motivo de esta comparecencia publica, ya les pido de antemano perdón por mis errores de comunicación, quizás debidos a la falta de práctica después de los últimos meses de prudente silencio.

Quiero ante todo felicitar a los ciudadanos, a los trabajadores, a los desempleados y a los empresarios de Benidorm por algunos hechos fundamentales que han sucedido esta semana. Por un lado, la presencia de Benidorm, como ciudad turística más importante del Mediterráneo, en la Feria FITUR de Madrid. Allí, se habrá confirmado una vez más nuestra relevancia turística y espero que los empresarios hayan podido desarrollar una buena gestión económica y comercial, que permita una mejor ocupación de todas nuestras plazas, de todos nuestros comercios, bares y restaurantes, de toda nuestra gran oferta y que ello se traduzca en generación de empleo y riqueza para nuestra ciudad.

Por otro lado, la noticia de que el Ministerio de Fomento haya aprobado la viabilidad del acceso norte a la zona industrial es de gran trascendencia. Tras haber presentado en Madrid el proyecto en la primavera pasada, se abre una puerta a la esperanza de contar con un área de inversión, de creación de negocio, de un futuro parque empresarial y quizás tecnológico, que estoy seguro también generará una importante actividad económica y empleo.

Y finalmente, el anuncio de que los parados de larga duración podrán seguir cobrando al menos unos mínimos 400 euros, también debería alegrarnos. Ya va siendo hora que el gobierno del P.P., adalid en recortes y austeridades, deje de preocuparse de la macroeconomía de bancos y mercados Ya es hora que permita que la microeconomía de tantos y tantos ciudadanos al menos les llegue para sobrevivir. Pero Rajoy, como otros, parece que está a lo que le mandan.

Esas son las buenas noticias que realmente deben importar a los ciudadanos de Benidorm.

Pero mi comparecencia se produce para algo que desgraciadamente los ciudadanos ya están cansados, de un tema que realmente abominan y se distancian. Un tema que ellos ven como un grave problema, como es la actitud de aquellos políticos, que lejos de llegar a acciones satisfactorias y útiles, solo encuentran motivos de discordia y ofensas.

Es evidente que ya no le hago falta a Agustín Navarro. Me dicen que así es la política, pero yo quiero pensar que así solo son algunos políticos. Agustín Navarro no ha dudado en venderme ni en traicionarme con tal de seguir en su sillón de alcalde, pero un sillón de triste alcalde trabado.

En junio de 2010, un año antes de las elecciones, Agustín Navarro me envío a un asesor para mostrarme un reciente estudio electoral. Las expectativas del PSOE en Benidorm no eran nada halagüeñas y como solución mas evidente refería el informe de la necesidad de incorporarme a la lista electoral, toda vez que el numero uno iba a ser obviamente Agustín Navarro.

No hace falta contar la cantidad de halagos, loas y promesas con que se adornaba la solicitud. Al final accedí a ocupar el segundo lugar de la lista electoral del PSOE. Lo hacia por el convencimiento de que iba ayudar a ganar unas elecciones y podría desde mi puesto trabajar por mi ciudad, con decisiones que pudieran aportar luz en unos momentos de oscura crisis económica. Y lo hacía también porque Agustín Navarro me decía que confiaba en mi persona, en mi trayectoria y en mi crédito para trabajar juntos en la gestión política y municipal.

Él fue quien me encumbró, quien de forma tosca me rebautizó, quien no encontraba más calificativos para realzar mi presencia en la lista. Siempre había apoyado al PSOE desde fuera y ahora tenía la oportunidad de hacerlo desde la implicación política más evidente. Agustín Navarro me buscó para apuntalar lo que ya empezaba a ser un secreto a voces, la falta de credibilidad que tenía entre a los ciudadanos.

ERAN OTROS TIEMPOS
Con una marca en declive, con una derecha en disputa que reclamaba toda la atención de los votantes, con la rémora de algunos defectos en la gestión municipal y con una escasa intervención del PSOE en el tejido social, pudimos ganar las elecciones. Las ganamos con apenas ciento noventa votos sobre el Partido Popular. Recuerdo que el estudio electoral hablaba de que mi aceptación por parte de ciudadanos votantes de otros partidos, de los abstencionistas, del voto oculto y de los nuevos votantes podría atraer a numerosos votos, de donde el PSOE era incapaz de arrebatarlos. Y con esas premisas ganamos las elecciones. Y yo conseguí mi acta de concejal, que me permitía trabajar por mi ciudad, por mis ciudadanos.

Y Agustín Navarro, con mi acta de concejal, también llegó a ser alcalde. Y el PSOE obtuvo el poder para gobernar esta gran y magnifica ciudad. En los últimos meses, me he preguntado en varias ocasiones cual hubiese sido el resultado electoral si no hubiese acompañado a Agustín Navarro en la lista del Partido Socialista. Al menos, creo que tengo todo el derecho a hacerme esta pregunta. Y los ciudadanos que me oigan, quizás puedan responderla.

En el gobierno, tuve la oportunidad y la satisfacción de obtener la delegación de turismo en la ciudad turística más importante y de ser primer teniente de alcalde, como Agustín Navarro me había prometido que siempre lo sería. Y, además, como la mayoría de mis compañeros no querían y los que querían no debían serlo, por petición de Agustín Navarro, tuve que hacer frente a la difícil concejalía de urbanismo, en un momento de espinas, de pleitos, de deudas y sin brillos.

Y así, en materia de turismo, pudimos consolidar la maltrecha Fundación de Turismo, otorgamos sin ambages todo el poder de promoción a los empresarios, iniciamos una necesaria oferta comarcal, pusimos las bases para un plan de promoción serio y pionero en el emergente mercado ruso. Y conseguimos llegar a beneficiosos acuerdos con la Conselleria de Turismo, cuyos resultados se irán vislumbrando día a día.

Durante más de un año, era mi deber trabajar duro, con dedicación completa, abandonando mi profesión, estudiando los vericuetos del urbanismo, de sus sentencias judiciales y de sus numerosos enigmas. Tenía como principal objetivo restañar todas las heridas que la gestión urbanística del Partido Popular había dejado tras dos décadas de anarquía e inanición.

Y conseguimos obtener tras veinte años, la declaración de impacto ambiental de los sectores de Sierra Cortina, Sierra Helada y La Isla, que ponían fin al Plan general de ordenación urbana de 1990 y que tanta luz aportará sobre el uso y la calificación de muchos suelos. E hicimos frente a la maraña judicial de El Murtal con su reparcelación, y en Armanello planteamos la resolución de la concesión al agente urbanizador, y cesamos al urbanizador del sector APR-3 a petición de los propietarios, y desbloqueamos la rotonda de la zona industrial que ahora se ha aprobado. Elaboramos todo un programa urbanístico para resolver el histórico y denostado problema de los retranqueos.

Pudimos mejorar el paseo de Poniente y remodelar el Parque de Elche. Conseguimos la propiedad de la casa del Huerto Colon y reiniciar las obras del edificio de Boca del Calvari, para que esta ciudad posea dos espacios museísticos donde mostrar nuestra historia, nuestro arte y nuestra cultura.

Desbloqueamos definitivamente la distribución del gas natural en Benidorm con el inicio de la Estación de Regulación y Medida, recientemente inaugurada. Marcamos los objetivos de un acuerdo con la Generalitat para obtener solares, participación y plusvalías en desarrollo urbanístico del área de Terra Mítica.

Y muchas más y más acciones, en las que siempre, Agustín Navarro parecía confiar en mi persona y en mi gestión y siempre he trabajado a su disposición, con el único objetivo de que el PSOE y mi alcalde obtuviesen las mayores cotas de aceptación entre los ciudadanos. Y eso a pesar de las trabas que algunos se encargaban sutilmente de situar en el camino. Porque para algunos, el interés general apenas traspasa el sonido de las palabras huecas y ampulosas.

Durante un año, gobernamos en solitario, haciendo política, llegando a pactos y consensuando de forma constante con los dos partidos que conformaban la oposición. Con minoría fuimos gobernando y gestionando la ciudad y todos los puntos podrían haber salido a flote con el esfuerzo de ceder y aceptar, si Agustín Navarro no hubiese burlado desde el principio muchos acuerdos de sus portavoces.

Y cuando los liberales, perdieron las oportunidades de llegar a un entendimiento con el P.P., entonces Agustín Navarro empezó a acordar con ellos una distribución de competencias. Me niego a decir que fue un pacto; primero, porque Agustín Navarro todavía no me lo ha mostrado, segundo porque no hay ningún programa conjunto de gobierno y, tercero, porque entregar el poder que los socialistas habíamos conseguido en las elecciones sin más contrapartida que mantener una alcaldía títere y polichinela, no es un pacto, es una sumisa rendición.

Aunque realmente, el cambalache entre Agustín Navarro y los liberales empezó la misma noche electoral. Y Agustín Navarro ya se puso a disposición de la derecha que más había maltratado al PSOE en los últimos veinte años, incluida una moción de censura que habían sufrido dos de nuestros concejales. Pero con este sometimiento a los deseos liberales, empezaba la mejor de las traiciones al que más le había ayudado para que fuese alcalde. Ya le salían los números, los del sueldo asegurado y los de los votos en el pleno.

Y a mi, me tocó la peor parte. De forma generosa, en aquel momento, le ofrecí, a Agustín Navarro que de las tres delegaciones que ostentaba, primer teniente de alcalde, turismo y urbanismo, me dejará al menos una para seguir con dignidad en la gestión municipal. Pero mi suerte ya estaba echada y además del poder también les entregaba a los liberales al que hacia unos meses era su principal aliado para llegar al sillón, a la persona en la que decía que siempre confiaba.

Por eso, es evidente que ya no le hago falta a Agustín Navarro.

Mientras tanto, la cúpula directiva del PSOE miraba hacia otro lado, sin darse cuenta que miraba hacia el peligroso lado del abismo donde de forma indefectible está abocado a precipitarse sin poder, sin notoriedad  y con una escasa base electoral.

Durante estos seis meses, de silenciosa espera y abnegada realidad, he ido soportando, en mi gólgota particular, la lista ya conocida de desagravios. La retirada de todas mis competencias con capacidad de gestión, el cese como portavoz adjunto, las desautorizaciones públicas, la marginación diaria en las decisiones, la relegación de mis opiniones y, finalmente, el episodio de brincar las leyes para evitar que pudiera ser alcalde accidental.

Para mi no es trascendente ser alcalde accidental durante unos días, vaya minucia. Lo trascendental es no cumplir las normas para obtener un fin político, conducta que se califica por si misma en un estado democrático consolidado.

Y ahora Agustín Navarro pregona que ya no tiene confianza en mi persona. Pero acaso se ha preguntado él si queda algún ciudadano en Benidorm que confíe de su palabra. Repito, quedará alguien en Benidorm que pueda confiar en su alcalde. Yo no, por supuesto.

Desde el pasado verano, tomé la decisión de esperar hasta seis meses después de la entrada de los liberales en el gobierno municipal. En este tiempo, esperando al menos una simple explicación, he tenido que manifestarme con algunos gestos para que atendiese a mis demandas. Pero a él, ya le salen los números y es evidente que ya no le hago falta. Mañana se cumplen esos seis meses y por ello, ha sido tiempo suficiente para que adopte una firme medida.

Con todos estos mimbres, he de tejer mi futuro político, y he de tomar la decisión de apartarme de quien ya no le hago falta, de quien ya no confía en mi, de quien ya me ha usado para su subsistencia.

ESPECTACIÓN
Podría seguir cómodamente en mi situación actual con escaso trabajo y exigua responsabilidad. Pero yo no he venido a este escenario para actuar de marioneta ni de fantoche de quienes sin ganar las elecciones, ejercen todo el poder. Yo he venido para trabajar por mi ciudad y por sus ciudadanos, por los desempleados y por sus empresarios, por sus emigrantes y  por sus turistas, para conseguir una ciudad mejor desde la óptica de una ideología progresista, de una acción justa y democrática y de un trabajo de consenso y colaboración.

Podría también renunciar a mi acta de concejal y fácilmente seguir en las tareas algo abandonadas de mi profesión. Sin embargo, por respeto a tantas y tantas personas que me han apoyado en esta singladura quiero seguir apostando por mi ciudad y por ellos, y si no me dejan desde la gestión y el gobierno, al menos lo haré con la palabra, para proponer, para ayudar, para advertir y para aportar mis esfuerzos en mejorar la vida de mis ciudadanos.

Que nadie tenga falsas ilusiones ni imaginarias expectativas. Mi nueva situación no le va a reportar ningún beneficio a mis adversarios ideológicos del Partido Popular ni tampoco de los liberales. Que nadie piense en operaciones matemáticas para que algún gobernante de derechas llegue a ser alcalde de Benidorm con mi voto. Que nadie se equivoque ni que nadie lo utilice para criticarme. Repito, con mi voto no.

Y también esta decisión la tomo con la tranquilidad de que no falto a ningún principio democrático. Creo que mi acta de concejal, en un partido que cada vez defiende más las listas abiertas, también me pertenece. Pero quiero que sepan todos los militantes y votantes del Partido Socialista que nunca estará al servicio de aquellos que quieran vulnerar el sustrato ideológico de un partido centenario formado con una base de hombres y mujeres honrados. Yo no he sido el que he cambiado, sigo estando en el mismo sitio, aunque ahora me obligan a moverme.

Y estoy seguro que yo también he cometido muchos errores y que con ellos quizás no haya ayudado a la gestión municipal, pero en mi guía solo ha estado el interés general, la defensa de los intereses municipales y la presencia progresista del PSOE. Y asumiré mis faltas con entereza y humildad, sin pretender escabullir mis responsabilidades.

En adelante, ya no estaré en el gobierno de la ciudad, estaré con menos asignación económica, con menos relevancia e influencia, pero intentaré mantener mi dignidad, mi ideología y mi libertad. Unos valores que cada vez importan menos a los políticos, disciplinados y correctos con sus partidos, pero que llegan a traicionar sus propios principios y estatutos. Porque hay algunos políticos que con tal de mantener la posición, el sueldo o la prebenda no les importa traicionar a sus compañeros o a sus amigos, que les han aupado hasta metas que difícilmente hubieran conseguido. Sin embargo, sé que hay otros políticos del Partido socialista que mañana tendrán que hacerse, a regañadientes, en silencio y sin ningún convencimiento, la foto del grupo para soportar la imagen de un alcalde en el que tampoco confían. A ellos, que les conozco y sé cuál es su pensamiento, les quiero enviar este mensaje de apoyo y de dignidad.

Es evidente que ya no le hago falta a Agustín Navarro. Me dicen que así es la política, pero yo quiero pensar que así solo son algunos políticos.

Mañana, seis meses después del inicio de la entrega de mi cabeza a cambio de los intereses ocultos de algunos políticos de esta ciudad, presentaré en el registro general del ayuntamiento un escrito anunciando mi abandono del grupo político municipal del PSPV-PSOE, de acuerdo con las normas y leyes que rigen la vida municipal.

Muchas gracias.

                          Juan Ángel Ferrer Azcona
         Concejal del Excmo. Ayuntamiento de Benidorm










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